risas, chismes y un toque de glamour
Magaly Medina y María Pía Copello se dieron un baño de popularidad en su segundo closet sale, celebrado este

Magaly Medina y María Pía Copello se dieron un baño de popularidad en su segundo closet sale, celebrado este fin de semana en un conocido hotel de la capital. La cita no solo fue para vender ropa, sino para repartir besos, abrazos y, por supuesto, chismes entre las cientas de personas que se acercaron a la convocatoria.
Las dos figuras de la televisión, en su versión “shopping y relax”, demostraron por qué son las reinas del “aquí te quiero ver” y el “sígueme que te sigo”.
La primera en llegar, como siempre, fue la inconfundible Magaly Medina. Sin sus usuales chalecos (aunque igualmente armada con su actitud de siempre), la “Bocona” de ATV hizo su entrada con toda la pompa y estilo.
Los fanáticos, como es costumbre, la esperaban con los brazos abiertos y cámaras listas para capturar cada paso de la periodista más controversial del país. No solo su gente, sino también la prensa, estaba a la expectativa de lo que Magaly mostraría, ya sea en su venta o en su característico verbo afilado.
Y es que, aunque era domingo, la Urraca no escatimó en pintarse como si fuera a la Plaza de Acho a dar un “toreo” de popularidad. Con una blusa blanca, jeans al estilo de «tía trendy» y una cartera que, sinceramente, no sabemos si era más cara que nuestra quincena, Magaly se tomó su tiempo para charlar con sus fans, darles besos y, por supuesto, dejar caer unas cuantas perlas de sabiduría (y de chisme) que, claro, nunca faltan.
Minutos después, María Pía Copello, toda una experta en el arte de hacer negocios, apareció en el evento con su simpatía habitual. Su ingreso fue tan esperado que los fans se desbordaron para pedirle fotos y, por qué no, unos besos. Recordemos que, más allá de su recordado paso por el programa infantil “Timoteo”, María Pía sabe muy bien cómo conectar con su público y sacarle provecho a cualquier oportunidad que se le presente. Y si de oportunidades hablamos, hasta sus catitejas tuvieron su espacio en el closet sale. ¡Un negocio redondo!
Las largas colas que se formaron a la entrada no solo eran para adquirir ropa de segunda mano a precios «modestos», sino para tener una dosis de cercanía con sus ídolas. Las vendedoras, por su parte, parecían ser las más contentas. Ni los «chismes», ni el cansancio, ni el bullicio lograron opacar la emoción del evento. Al contrario, el ambiente fue más de fiesta que de venta. Las dos figuras brillaron y lo hicieron con estilo.
Como en todo evento de esta magnitud, el “closet sale” no fue solo para comprar ropa. La gente aprovechó para disfrutar del bochinche, la oportunidad de codearse con sus estrellas favoritas y, claro, llevarse a casa un poquito más de lo que habían planeado. Las que no pudieron conseguir su pieza deseada, se consolarán con los chismes que salieron al aire y con las selfies que se tomaron para tener un recuerdo único.