Día de los Muertos: El sentido homenaje al más allá- Especial – PerúInforma
Por Valeria Cavero ¿Quién no desearía la oportunidad de reconectar con un ser querido que partió a la eternidad?
Por Valeria Cavero
¿Quién no desearía la oportunidad de reconectar con un ser querido que partió a la eternidad? Esa es la premisa de una serie de celebraciones en México, que se desarrollan los primeros días de noviembre. Cuando octubre acaba, los estados que conforman al país cuelgan adornos de papel en las calles, decoran sus casas con flores de cempasúchil y, especialmente, preparan altares para que sus difuntos estén complacidos durante su visita espiritual. A continuación, la historia y costumbres propias del Día de los Muertos.
Un choque de visiones sobre la muerte
Esta peculiar celebración surge de la fusión entre las tradiciones católicas y prehispánicas, que se encontraron hace unos 500 años. La cosmovisión indígena mexicana (que incluía a las culturas mexica; mixteca; texcocana; zapoteca, entre otras) contemplaba el paso al “otro lado” como un acto ceremonioso, por lo que se envolvía a los cuerpos y se festejaba su viaje hacia el Mictlán, el inframundo o “lugar de los muertos” de las culturas nativas mexicanas. Estos rituales se entrelazaron con las celebraciones católicas de los españoles. El 1 de noviembre (Día de todos los Santos) se dedica a los “muertos chiquitos”, es decir, a los niños fallecidos. El 2 de noviembre (Día de los Fieles Difuntos) se honra a los adultos.
Variedades según región
Aunque se comparten elementos similares, por ejemplo en muchas partes de México le dan su toque especial a esta gran celebración. En Oaxaca, por ejemplo, se celebran las “Muerteadas”, comparsas (celebraciones carnavalescas) en la Plaza de la Muerte, que suelen durar más de 20 horas y se caracterizan por el uso de trajes negros con motivos cadavéricos. En Aguascalientes se recuerda a José Guadalupe Posada, creador de la “Catrina”, una elegante representación de la muerte. En el poblado de Mixquic, en el Día de los Fieles Difuntos se realiza “La alumbrada”, la iluminación de las tumbas decoradas con velas.
Esta riqueza en los rituales únicos de cada sector de la población le otorgó a las festividades del Día de los Muertos el título de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconocido por la UNESCO en 2003.




