su primera Navidad tras las rejas
Andrés Hurtado “Chibolín”, anda más ajustado que un panetón. En plena audiencia con el juez Juan Carlos Checkley, el

Andrés Hurtado “Chibolín”, anda más ajustado que un panetón. En plena audiencia con el juez Juan Carlos Checkley, el exconductor sacó su última carta bajo la manga: cambiar de abogado.
Elio Riera ya no está al mando, y ahora el nuevo “10” del equipo legal es Russell Robles, quien llegó para intentar sacarlo de la banca de prisión preventiva y llevarlo al arresto domiciliario.
“Chibolín” quiere irse a casa, pero la cosa no es tan fácil como se pinta. Según su flamante abogado, el hombre no representa peligro de fuga y puede vivir tranquilito en su jato, con vigilancia electrónica, claro está. Pero, como quien dice, una cosa es lo que él quiere y otra lo que decide el juez, y parece que por ahora las cosas no pintan bien para el conductor.
En medio del chongo, Hurtado hasta metió a su hijita Lucianita en la jugada. “Mi hijita Lucianita, de nueve años, necesita del trabajo de su padre. Hace dos meses no contribuyo en nada, y esa niña necesita desayuno, almuerzo, comida y casa”, suplicó en plena audiencia. Pero ni el sentimentalismo parece calar en el Poder Judicial, que ya le había preparado otro «regalito» judicial.
El problema es que mientras una medida preventiva se evalúa, otra ya está más amarrada que chalina en invierno.
El juez Checkley dictó 9 meses adicionales de prisión preventiva por el caso Migraciones, donde “Chibolín” está hasta el cuello por presuntamente ayudar a agilizar trámites ilegales para el futbolista Roberto Siucho. Y aquí no hay Navidad que lo salve: el fiscal anticorrupción Keeller Cueva lo dejó cuadrado con argumentos sólidos sobre peligro de fuga y obstrucción de la justicia.
Aunque Russell Robles tenga toda la actitud de “salvavidas legal”, no hay mucho que hacer cuando hay una segunda medida cautelar que te amarra más que cinta adhesiva. Incluso si logra revertir la prisión preventiva por uno de los casos, la otra medida lo deja pegado. Total, “Chibolín” ahora tiene el doble combo navideño de prisión preventiva, y salir de esta situación parece más complicado que conseguir pasaje para Año Nuevo.
Por ahora, Andrés Hurtado tendrá que acostumbrarse a celebrar las fiestas desde un lugar donde los adornos navideños son opcionales y las visitas, limitadas. Mientras tanto, los peruanos observan cómo el exconductor sigue metido en el lío legal más grande de su vida.